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La mano se apropia del objeto, el brazo gira con un movimiento coreográfico y ahora está delante, una presión y se escucha un ligero clic que indica que la operación ha sido un éxito, entonces se produce la revelación, ahí estás tú.
Dos rituales contemporáneos unidos: hacerse un selfie y perfumarse unidos por un mismo gesto.
El Frasco y el Smartphone se vuelven hacia ti de la misma forma, a modo de celebración orientada. Olfactive Studio entra en el juego la carta del autorretrato 2.0 creando una fragancia consagrada al vértigo fotográfico y que asume, con satisfacción, la dimensión egotista que desea dejar un rastro olfativo o visual. En el frasco, un espejo como única imagen, la tuya, con el reflejo que has elegido. Se parece a ti, pero a la vez te sorprende.Ambas acciones comparten la misma motivación, cierta forma de proximidad.
Perfumarse y hacerse una foto están alentadas por el mismo deseo, que tu presencia sea más real, más carnal, y visible para todo el mundo. Las redes, por donde circularán tus fotos, son como la prolongación de la estela que abre tu perfume.
Los acordes y las notas de la composición son quizás la primera forma viral, las moléculas vagabundas de tu aura. Selfie es un perfume cautivador y adictivo para una puesta en escena reconfortante de nosotros mismos. El espectáculo de la sorpresa renovado. El acorde animal del ante (styrax) y sus notas chipre (musgo de roble, ládano, pachulí) le confieren su carácter. Selfie impone su singularidad en sus notas confortables de jarabe de arce con efluvios especiados y resinosos de sándalo y de haba tonka.
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